l 31 de octubre de 1516, aprovechando la víspera de la fiesta de Todos los Santos, que convocaría a todo el pueblo a la iglesia, el monje agustino alemán Martín Lutero clavaba sus famosas 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, en Alemania.
Aunque esta fecha es recordada como referencia de la Reforma, esta en realidad ya tenía predecesores antes de Lutero, entre los cuales se destaca otro monje, el filósofo y teólogo checo Juan Hus, unos 100 años antes. El mismo fue juzgado, condenado y quemado en la hoguera por el Concilio de Constanza.
En el siglo XVI el papa Julio II había iniciado la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma. Su sucesor, el papa León X, continuó la obra, pero se había quedado sin recursos, y fue él quien ordenó la venta de indulgencias como medio para conseguir los fondos y continuar con la obra. También se vio envuelto en intereses políticos y económicos con la poderosa casa de los Hohenzollern, quienes estaban interesados en lograr la hegemonía de Alemania. Luego de algunos contactos, León X negoció con esa casa e iniciaron las ventas de indulgencias a cambio de que la mitad de lo recolectado fuese al erario papal.
El encargado de recolectarlo fue el dominico Juan Teztel, un hombre corrupto e indolente. Decía, a fin de vender sus indulgencias, que esta dejaría a los fieles «más limpios que Adán antes de caer» y que «la cruz del vendedor de indulgencias tiene tanto poder como la cruz de Cristo», y que la compra de indulgencias quitaría a los parientes difuntos del purgatorio «ni bien la moneda sonara en el fondo del cofre».
En medio de todo este panorama e indignado por este y muchos otros abusos, a más de estarse enseñando herejías y haberse introducido todo tipo de falsas enseñanzas y paganismo en la Iglesia, fue que Lutero clava esas 95 tesis en latín en Wittemberg.
Lutero argumentaba que, «de tener poder el Papa de sacar las almas del purgatorio, había de utilizar su poder, no por razones tan triviales como conseguir fondos para construir una Basílica, sino que por amor y había de hacerlo gratuitamente» (tesis 82). Y debería el Papa dar de su propio dinero a los pobres a quienes explotaban «aunque para hacerlo tuviera que vender la Basílica de San Pedro» (tesis 51).
Esta era solo una de las cosas que motivaron la Reforma. También la Iglesia se había desviado casi totalmente de las doctrinas bíblicas, y el monje, exegeta y brillante erudito bíblico, junto a otros renombrados teólogos quería retornar a ellas.
Doctrinalmente, la Reforma se fundamentó sobre cinco puntos conocidos como «las 5 Solas», que eran: Solo ESCRITURA (1), como única autoridad del cristiano por encima de cualquier otra fuente o tradición está la PALABRA DE DIOS, por lo tanto, ninguna inspiración o idea humana podría estar igual, y menos por encima de ella. En ella se revela que la salvación es solamente por FE (2) (sin obras) y en consecuencia por GRACIA (3) (regalo inmerecido) (Efesios 2.8-9). Las obras o el esfuerzo humano no eran medios de salvación, pero una vida de buen testimonio y amor a Dios eran consecuencia natural o fruto de una verdadera fe y una genuina salvación (Efesios 2.10). Y esto, la salvación, solamente a través de Cristo (4) (Juan 14.6, 1 Timoteo 2.1). Al ser solo por gracia y fe, y a través de Cristo, La gloria es solo para Dios (5) (Romanos 11.36).
Fue la Reforma Protestante la que quitó a la humanidad de la era conocida como Oscurantismo y ocasionó un duro golpe para el corrompido poder hegemónico político y religioso de aquellos siglos en toda Europa.