Mateo 8.5-10 nos relata la historia del centurión que pidió a Jesús sanar a su criado. Este dijo que él, como militar, entendía los principios de autoridad y que vio en Jesús esos mismos principios, en el sentido que veía a Cristo como un hombre de autoridad por estar sujeto y obediente a una autoridad superior, como lo era el Dios Padre.
Solo podemos tener verdadera autoridad cuando nosotros nos sometemos a la autoridad de Dios. La vida de Jesús es nuestro mayor ejemplo en todo esto. Solo puede tener autoridad quien está bajo autoridad y solo se puede mandar cuando se ha aprendido a obedecer. Esta es una regla de orden en toda sociedad civilizada, respetar los principios de autoridad establecida.
Al salir del reino de las tinieblas vinimos a ser ciudadanos del Reino de los Cielos. La palabra reino es traducido del vocablo griego «basilea», que significa: dominio, gobierno, autoridad, etc. El reino es la esfera de autoridad de un rey; el que habita bajo ese territorio está sujeto a la autoridad de ese rey (Salmo 91.1).
El Reino de Dios es el derecho que Dios tiene de gobernar nuestras vidas y la obligación que nosotros tenemos de estar sujetos a su autoridad. Podríamos decir que el Reino de Dios es el «gobierno de Dios sobre nuestras vidas».
También podemos decir que el Reino de Dios es algo interno, que incluye la sumisión de corazón a la voluntad de Dios.
Es una realidad dentro de nosotros que se refleja en el mundo material.
Es un reino de libertad espiritual donde gobierna el Espíritu Santo, donde somos libres de ataduras diabólicas, de temores, de complejos (Mateo 12.28).
Es un reino que está basado sobre principios de autoridad, excelencia, fe, amor, sumisión, adoración, dependencia, etc.
Todo el problema del pecado y el sufrimiento en el mundo es resultado de la rebelión de Satanás contra la autoridad de Dios.
Si queremos ser personas de autoridad necesitamos primero estar sujetos a la autoridad de Dios.
Tenemos que entender qué es la autoridad y la obediencia a ella para poder ejercer una autoridad correcta. Las familias, los gobiernos y el mundo están como están por la falta de una verdadera autoridad en los hombres que los lideran. Como está hoy nuestra vida en forma personal y la de nuestra familia, es el resultado de la autoridad que tenemos.
Queremos muchas cosas, pero no las conquistamos porque nos falta estar sujetos a la autoridad de Dios. Una vez que estemos sujetos a esa autoridad, las cosas van a ir dándose. Digo esto porque Jesús dijo que, si buscamos el Reino de Dios y su justicia, todas las demás cosas vendrán por añadidura. Y buscar el reino de Dios es buscar estar sujetos a la autoridad de Dios. Una vez que verdaderamente estemos sujetos a esa voluntad, las añadiduras vendrán.
Obediencia es una palabra clave en el Reino de Dios. Fue el propósito de Dios que los seres que había creado aceptasen su autoridad.
Cómo se puede establecer el Reino de Dios en nuestras vidas: por la obediencia.
Jesús era el Reino de Dios (Lucas 17.21). Jamás desobedeció a Dios, ni una sola vez; jamás desafío su autoridad mientras estuvo en la Tierra. Al obedecer perfectamente, él permitió que el Reino de Dios se establezca en forma absoluta en la esfera de su propia obediencia (Juan 4.34; 5.30; 6.38).
- Jesús vino a este mundo a fundar el Reino de Dios. Los ojos de Dios están sobre el Reino, así Jesús nos mostró en el «Padre nuestro» (Mateo 6.9-13). Su oración comienza y termina pidiendo que su Reino se establezca en la Tierra.